El caserío de La Capilla da inicio a la Ruta I-532 que, en distintas variantes, une las comunas de Paredones y Vichuquén, ambas fronterizas en la zona costera de la Región de O’Higgins y del Maule.
Casi al alero de la iglesia que da nombre al lugar se teje una historia bautizada como “La Esperanza”. Son las “hilanderas de La Capilla”, un grupo de mujeres rurales que, apoyadas por el Programa de Formación y Capacitación para Mujeres Campesinas, encontraron en el hilado y tejido de lana de oveja una actividad que las llena de orgullo y satisfacciones.
“Nos gustó el oficio y nuestros productos son muy bien aceptados”, nos cuenta María Órdenes, quien forma parte de la agrupación y, junto a otra decena de mujeres de la zona, comparte la satisfacción de haber recuperado esta técnica. “Nos formamos en nuestra sede y también intercambiando experiencias con hilanderas y tejedoras de Tirúa, Chonchi, Castro y Dalcahue”, nos cuenta.
Desde el hilado de la lana pura, hasta el teñido y tejido a palillos, crochet, telares de pie y María, el proceso productivo termina en la elaboración de boinas, calcetas, bufandas, chalecos, ponchos, bajadas de cama y alfombras. Todos en diversos tonos crudos o bellas combinaciones de colores.
La pandemia las tiene actualmente inactivas. Pero están ansiosas de volver a girar la rueca y dar forma a sus sueños en los telares.
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