A 7 kilómetros del pueblo de Paredones se encuentra un caserío que llama la atención por su nombre: El Calvario.
Cuesta hoy relacionar el apacible poblado, levantado junto a un camino asfaltado que corre entre verdes quebradas y cerros boscosos, a la denominación que lleva. Preguntamos al paso a algunos vecinos, pero dicen desconocer el origen del nombre de su pueblo.
¿Cuál de las acepciones del término llevaron a denominar “El Calvario” a este lugar? ¿Sería por “calvarium” el “lugar de la calavera”; o el lugar “donde se ha plantado una cruz”, recordando el sufrimiento de Cristo camino a la crucificción; o, tal vez, refiere a un lugar tortuoso, de desgracia, suplicio o infierno.
Creemos encontrar el origen al divisar una ermita, donde ya termina el pavimento y el camino comienza a llevarnos hacia Pumanque. Nos acercamos a la casona que enfrenta el sitio y nos atiende doña Teodolinda Martínez quien finalmente resuelve nuestras dudas.
Teodolinda es la presidenta de la Junta de Vecinos y, de niña, tuvo la misma inquietud que nos llevó hasta el lugar. “Cuando le pregunté a mi padre, Francisco Martínez, me contó que antaño el lugar tenía muy malos caminos y el estero no se podía cruzar en invierno, por lo que transitar el lugar para salir o entrar era un suplicio, un calvario, me dijo”.
“Ahora no existen esos problemas, este lugar es muy tranquilo y muchos de los que partieron cuando jóvenes vuelven para quedarse cuando ya son mayores”, nos cuenta Teodolinda.
Y es verdad, El Calvario ofrece bellos parajes. Incluso es posible que algún aventurero se sorprenda entre sus quebradas con un copihual florido.
Cómo llegar:
Desde Paredones
Ruta I-620 (7 kilómetros)
Desde Pichilemu
Ruta I-500 + I-506 (47 kilómetros)
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